 |
|
En la mirada hay un temblor
a punto de desbordarse y morir,
como si un pájaro risueño
pudiera no ser tras la lluvia.
Un aleteo remueve
lugares reconditos del alma
desterrando la paz
en busca de la paz verdadera.
¡Ya nada será lo mismo
tras el nectar de las rosas pisadas!
¡
Ya el aguijón el sentido exige!
Solo una herida, un camino,
una honda gruta
en la que reinventar
la sonrisa y el llanto.
Una Ítaca a la que volver mejorado.
Una partida sin luz y sin regreso. |